sábado, noviembre 23San José, Uruguay
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WALDEMAR CORREA – LA VERDAD DOMINICANA

CABRERA SÍ, REBOLLO NO.

Dicen que fueron campeones.

Ya habíamos denunciado lo planeado cuando jugaba nuestra selección: nos robaban a Rebollo y Cabrera para que San José no ganara. Habíamos dado a conocer el plan, que incluía un botija de Haití con un mate y championes naranjas para imitar al negro Rebollo y que la selección maragata no perdiera a dos jugadores que terminaron siendo campeones en República Dominicana –en la zona nos era imposible conseguir un doble para Cabrera, y no por el color de piel de nuestro player, sino por su condición de culogordo -.

Dejamos pasar unos días para decirlo, pero no lo podemos ocultar más: sólo Cabrera fue campeón.

Ahora ya está, por lo menos nuestros representantes dejaron en alto el fútbol maragato -dicen- y lograron quedarse con el campeonato, el primer campeonato profesional de un fútbol que es amateur, o que era amateur, o que con los chanchullos de algunos amateurismos o algunas fallas de otros profesionalismos no sabemos que es, si amateur o profesional.

Aunque nosotros, va, nuestro periodista Waldemar Correa va a hacer una denuncia pública: REBOLLO ESTUVO SECUESTRADO VIVIENDO EN UN POZO.

El pozo fue planeado con tiempo
– El pozo fue planeado con tiempo

Como siempre, nosotros investigamos y la verdad siempre damos noticias que no van a leer en otro lado. El deseo notorio de volver a Uruguay se daba por la vida que venía llevando en el pozo el zaguero Nicolás Rebollo, que era alimentado por un peón de campo dominicano, y que estaba abocado exclusivamente al cuidado del zaguero y saben por qué? Porque el defensor era pretendido para Nacionalizar en la selección Haitiana, lo que reduciría considerablemente las chances de República Dominicana de pelear por la clasificación a la próxima Copa del Mundo. Al enterarse de esta posibilidad, las autoridades del fútbol de aquel país decidieron que lo mejor era no darle libertad a Rebollo, esconderlo y evitar que lo tienten para nacionalizarse (todos sabemos que dentro de una misma isla cualquiera puede jugar en cualquier lado).

Rebollo intentando escapar
Rebollo intentando escapar

Pero todo saló a la luz en un diálogo de Whatsapp que prometimos mantener en secreto mientras Rebollo estaba bien, si es que estar bien se le puede decir a la condición de vida que llevaba en el lugar nuestro jugador maragato.

El diálogo de Waldemar y Nicolás
El diálogo de Waldemar y Nicolás

Según nos dijo Rebollo en una charla de whatsapp que damos a conocer en la nota, la cosa está bien y ya salió, pronto estará volviendo a uruguay con Cabrera y estará jugando en nuestro país. A la familia, la tranquilizamos, le decimos que está bien.

Y aprovechamos, la estupidez característica, para felicitar a Nicolás Rebollo y Pablo Cabrera. Flamantes campeones en República Dominicana (y le recordamos que nos prometieron 2 camisetas)

Waldemar Correa nació en Córdoba, Argentina. Hijo de Maicol Correa, inmigrante guatemalteco que cayó de rebote en la argentina y de Norma Estévez de Correa, tuvo una tranquila niñez en la que tomó mucho vino de Mendoza, que conseguía gracias a un canje con la revista “Mendoza hermosa”, a la que le pasaba información sobre los equipos de la liga cordobesa amateur, siendo ésa su primera incursión en el periodismo deportivo.

El horror golpeó su puerta en la juventud, cuando fue capturado por ingleses, que ya venían planeando quedarse con las Malvinas. Entrenado cual sabueso por el adiestrador de perros del Animal Planet, defendió a Inglaterra en la una guerra en la que fue fundamental a la hora de conocer las viejas costumbres argentinas.

Tras finalizar la contienda bélica, los británicos lo mandaron a Uruguay, un país tranquilo y cansino, muy parecido a su Córdoba natal. En tierras orientales, hizo un curso en Mapá donde aprendió a hacer caricaturas y a decir estadísticas, se sometió domingo a domingo durante más de 20 años al daño cerebral que genera mirar La hora de los deportes y además sumó a su negro currículum la audición permanente del programa de Julio Rios.

Hoy está casado con Norma –uruguaya, viuda-vividora, vive en las cercanías de la ciudad de San José, creemos que tiene entre 69 y 73 años y ha ingresado en las drogas duras que proveen nuestros medios. Escucha todos los días Fútbol Principal y 2 de Punta a la misma vez, posteriormente cambia de Principal a El Lugar para escuchar Minuto 90 y los martes mira Sport TV ya que se declara fanático de Luis Ribas.

walde

 

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