El lateral izquierdo fue campeón de Liga Mayor en los años 2014 y 2016
A lo largo de cuatro temporadas Diego Fernández fue un hombre fijo en cada formación titular de Río Negro marcando la punta izquierda de la defensa, llegó con Heber Noya en 2013 y se quedó hasta el 2016 con tres temporadas bajo el mando de Augusto Camejo. Logró dos títulos de liga, quedó en el recuerdo el golazo en la final del 2014 ante Universal, y fue parte de dos buenas campañas de Copa Nacional de Clubes en 2013 y 2015.
¿Cómo llegaste a Río Negro?
«Llegué en el año 2013 a través de Heber Noya, quien era el entrenador del club en esa temporada y fue quien me invitó, contándome la historia de Río Negro y que era una institución grande. Me habló de los rivales, sobre todo de los dos más fuertes, y de un torno muy competitivo. Me gustó la idea y acepté en seguida, no lo tenía que pensar mucho porque hacía más de un año que no estaba jugando y venía buscando una experiencia diferente. Después me llamaron los dirigentes y arreglamos rápido, el fútbol del interior es diferente, competitivo, me costó la adaptación. El invierno se pone frío y después de trabajar a veces no dan ganas de viajar, pero me motivaba la competencia y por eso el tener que viajar a entrenar no se me hizo tan pesado. El torneo local es bravo y la copa del interior mucho más, encontré grandes deportistas y algunos conocidos de antes que me ayudaron en los primeros días. Era raro que se decidiera incorporar un lateral izquierdo, no es lo usual, pero fuí feliz de poder encontrar mi lugar para seguir en el fútbol».
¿Qué recuerdos tenés desde lo deportivo?
«Me tocó llegar en un momento en el que Río Negro hacía muchos años no ganaba la liga, con un plantel de gente del club al que no se le había dado, transmitían ganas de lograr cosas y era muy bueno porque eran todos amigos y tiraban todos hacia el mismo lugar. En cierta medida también se sentía la presión, pero por suerte eso no se transformó en un mal vínculo en el vestuario, todo lo contrario y fue espectacular. Pasado el 2013 viene Augusto Camejo para el 2014, y fue un año genial, en el que estábamos convencidos de que era la temporada del título. Sabíamos lo que teníamos, el entrenador puso su impronta, vinieron jugadores que aportaron mucho para un año fantástico como Nicolás Pereyra u Omar Pérez. La final fue muy rara, perdíamos tres a cero con Universal y lo dimos vuelta cuatro a tres, me toca hacer un gol clave desde afuera del área que aportó a lo que se consiguió y lo recuerdo con mucha alegría. Después de esa liga lograda se liberó mucha presión que existía, se jugó con más alegría y confianza, fue un campeonato muy buen que hizo remover muchas cosas. En mi último año volvemos a festejar la obtención de la liga, esta vez además con el hecho de que se le ganó a Central, un equipo duro con el que ganamos y perdimos a lo largo de todos los años. Terminar esa temporada venciendo al decano queda en la historia y en recuerdo de todos, con esa imagen final del penal anotado por Omar Pérez».
¿Cual es el balance que realizas de tus cuatro años en San José?
«Me quedaron hermosos recuerdos de una etapa linda de mi vida como deportista y persona, conocí gente muy buena que me abrieron las puertas de su club. Río Negro se convirtió en esos años en mi familia, nos preocupábamos el uno por el otro, es otra historia que está lejos de lo profesional que es más frío. El balance deportivo es muy bueno, y también el humano, siempre sentí que lo que estaba haciendo y donde lo estaba haciendo era correcto. Siempre me escucharon, me prestaron el oído, uno trató de ser ejemplo de algunas cosas por haber sido profesional. La intención siempre fue dejar algo a los que venían detrás mío, ya sea un mi posición u otra, me tocó entre otros compartir los últimos años con Tian Lucas Val y hablé mucho con el porque era conciente que lo natural era que el tomara la posición porque yo ya estaba terminando. Yo también aprendí mucho de todos, los escuché mucho porque el grupo siempre fue orgánico y dejaba cosas. Se forman personas, valores de deportista, es muy importante en épocas donde hay cosas que se están perdiendo. Debo un millón de visitas que quedaron para atrás, tengo que dar gran cantidad de abrazos como los que nos dábamos cuando nos tocó festejar títulos logrados».
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