El centro delantero fue parte de una temporada en la que el ganador fue San Rafael
De cara al año 2008 de la Liga Mayor Independiente se reforzó con Luis Romero, conocido por su participación en el quinquenio para Peñarol y con pasaje importante por Nacional, llegó con 40 años para jugar el Apertura y parte del Clausura. Su pasaje dejó algunos goles, y una buena experiencia en Puntas de Valdéz.
¿Cómo llegaste al club?
“Venía de un par de experiencias profesionales en el interior, en Cerro Largo y Frontera Rivera, incluso en alguno de esos momentos de cambio me habían llamado desde San José para ir a Nacional. Nunca se había dado para ir, pero en ese 2008 estaba sin equipo y se dio la posibilidad, así que la aproveché. A veces uno como deportista entiende que puede brindar algo más que solo lo deportivo, y el fútbol del interior es una buena oportunidad para eso, yo nací en el fútbol de OFI en mi localidad Barros Blancos así que ya conocía algo de la realidad a la que iba. Llegué de la mano del preparador físico, que conocía a mi esposa en ese momento por su profesión, conversó conmigo durante un buen tiempo hasta que me convenció”.
¿Qué te dejó el pasaje por Independiente?
“Fue una experiencia linda, lo disfruté por el folklore y el gusto distinto por el fútbol que hay en la comparación con lo profesional, me encontré con un club en el que habían comodidades para entrenar pero te dabas cuenta de que eran fruto de la gran cantidad de gente de trabajo que estaba vinculada, nada ero de regalo. Entrenábamos de noche, de repente con un poco menos de luz de la ideal, pero lo suplíamos con ganas. No fue una estadía muy larga, pero el grupo me trató bárbaro, te dabas cuenta que era gente humilde y con ganas de jugar. Se puede tener muchas diferencias con los rivales, de cualquier índole, pero cuando ingresas a una cancha son once contra once. El respeto hacia mí fue total, no tiene nada que ver el vínculo con la persona del interior que con la de Montevideo, me sentí muy bien con el trato de la gente. Siento que es lo que sucedía, había motivación a la hora de la marca, yo igual estaba en otra etapa de la vida donde iba más a disfrutar con la gente que a jugarme la vida. La disputa era dura, fuerte, pero en líneas generales leal. No pude debutar en la fecha uno porque no había llegado el pase, y recién me tocó en la segunda jornada, jugué hasta la mitad del Clausura. Habían buenos jugadores en el plantel, tanto los que veníamos desde la capital como los oriundos de la institución. Uno quizás pudo haber dado algo más, pero ya el hecho de haber dejado una pequeña marca en lo que uno es como persona creo que prevalece en mayor medida que algún gol más”.
¿Por qué no finalizaste la temporada?
“Tuve una lesión complicada como la fractura del malar, ante Río Negro, que me sacó de varios partidos. Me pegaron mal, me cuidé toda la vida y me dan ese golpe al final de mi carrera y tiene consecuencias hasta hoy en día, fui mil veces a disputar pelotas arriba y no es normal que te suceda algo así. Solo puede pasar si hay mala intención, y eso fue lo que se dio, me di cuenta de que me había lastimado serio porque sonó con un ruido bastante feo. Traté de volver pero ya no podía jugar normal, sobre todo el cabezazo por el impacto, que era una característica fundamental en mi juego. Por esa razón promediando el Clausura dejé de jugar, volví posteriormente a mi liga de origen para jugar en Ferrocarrilero de Empalme Olmos y después dejé definitivamente”.
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