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Contratos y estrategias de agentes en el fútbol

Entre cláusulas en ocasiones llamativas o sospechas de evasión fiscal, los contratos de los futbolistas y las personas que los negocian, los agentes, no siempre tienen buena imagen pública. Pero hay reglas que hay que respetar en el mercado de fichajes.

¿Dónde están las truchas?
¿Peticiones estrambóticas? Sí, es algo que existe también en el planeta fútbol. Mel Stein, exagente del que fuera estrella de Inglaterra Paul Gascoigne, cuenta a la AFP que intentó conseguir de parte de la Lazio… un criadero de truchas. Solicitud rechazada porque «no hay truchas en Roma», donde ‘Gazza’, aficionado a la pesca, jugó entre 1992 y 1995.

Más recientemente, el prometedor arquero Gianluigi Donnarumma consiguió que el AC Milan fichara a su hermano Antonio, un portero de 27 años que jugaba en el Asteras Tripolis griego, como una de las condiciones para firmar un nuevo contrato. Su renovación le permitió además elevar su salario por 24, de 250.000 euros por año a 6 millones.

Los Football Leaks han permitido revelaciones jugosas. En el contrato del portero francés Hugo Lloris con el Tottenham existe por ejemplo una prima por derrota: 3.500 euros por partido perdido, por 7.000 en caso de victoria.

En cuanto al italiano Mario Balotelli, actualmente en el Niza, tenía en su contrato con el Liverpool una bonificación dependiendo de su «buen comportamiento». Ello se traducía en un millón de libras añadido a final de temporada si «no es expulsado más de tres veces por comportamientos violentos, por haber escupido a un jugador o a otra persona, o por haber utilizado un lenguaje o gestos ofensivos».

«Forma de arte»
Creyendo al experimentado Stein, que llevó en su día también la carrera de Alan Shearer, la negociación de un contrato es de tal complejidad que es casi «una forma de arte».

«Depende mucho de las bonificaciones. Si crees que tu jugador va a convertirse en internacional tienes que incluir un bonus por selección. Hay también por supuesto otras bonificaciones, como un salario que va a aumentar después de un cierto número de partidos, un salario que se dobla o se triplica en función de si se asciende y en función de la división a la que se ha ascendido», enumera.

«Hay que evitar una cláusula de reducción del salario, aunque los clubes insistan en que haya una, por ejemplo una de reducción del 25% del salario en caso de descenso», apunta Stein. «En ese caso puedes compensar diciendo que si el club desciende se quiere entonces una cláusula de salida, así que hay que fijar una indemnización de traspaso en el caso de esa hipótesis», revela como estrategia.

Un trabajo de contacto continuo
En todos los casos, el trabajo de los agentes no comienza en el momento de la negociación. «A finales de noviembre o principios de diciembre, en ese momento ya sabemos, nosotros, qué jugadores buscan los clubes, en qué puestos, y hemos propuesto ya jugadores a los clubes», explica a la AFP Franck Belhassen, que gestiona por ejemplo los intereses de uno de los porteros del París Saint-Germain, Alphonse Areola.

«Si uno de los jugadores interesa al club, nos recontactan, preguntan por el precio, si podría eventualmente venir con la carta de libertad, cuáles son sus pretensiones salariales y luego ya vemos si siguen interesados y si se pueden iniciar las negociaciones», señala. Lo importante es saber que es «un trabajo de contacto», estar pendiente tanto de los terrenos de juego como de los despachos.

Un paso en la vida
Youri Djorkaeff, integrante de la selección francesa campeona del mundo en 1998, exjugador de Mónaco e Inter de Milán entre otros, recuerda con una sonrisa en los labios la firma de su primer contrato profesional con su club de formación, el Grenoble francés, en 1985.

«Fue un momento increíble», afirma a la AFP. «Se comienza muy joven, sin seguridad y cuando se firma ese contrato de cinco años, a los 18 años, ya es una etapa importante en la vida como futbolista y en la vida como hombre», subraya.

Respaldado por su padre Jean, internacional antes que él y que fue su «primer agente», el joven Youri tuvo que enfrentarse a partir de ahí a una nueva vida, empezando por despegarse de su núcleo familiar y acostumbrarse «a no vivir más en el centro de la ciudad».

«Hasta entonces estás acompañado por tus padres y a partir de ahí es el primer momento en el que trabajas por algo, con tu primer contrato profesional», destaca.

(AFP).

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